En Ocoa el quintal de cebolla ya se desplomó a 300 pesos,

sábado, abril 25


La vinculación nuestra con el campo dominicano se remonta a mucho tiempo atrás, y no se limita a una experiencia familiar de los primeros años en el natal San José de Ocoa ni a la oportunidad periodística de darles seguimiento a las leyes agrarias del doctor Balaguer, sino que ha sido permanente o una constante en la que semana tras semana buscamos escapar del cargado ambiente de la capital.

El contacto frecuente con la campiña y su gente nos permite conocer, sin que nos metan cuento ni gato por liebre, la realidad del entorno rural, los problemas, las precariedades, la falta de apoyo y de esfuerzos serios, y los muchos abusos e irresponsabilidades de que son víctimas muchos de los que quieren trabajar y poner la tierra a producir.

De los primeros que campesinos y productores son víctimas es de las propias autoridades del sector, por que no hacen lo que deben, no cumplen lo prometido o sencillamente hacen mucho cuento o se hacen de la vista gorda.

El campo no anda bien, anda de mal en peor. Y no es un invento lo que han dicho y vienen denunciando hasta el cansancio cosecheros de habichuela, de cebolla, de arroz y productores de leche, que es criminal y competencia descarada lo que se hace con permisos o autorizaciones que inundan de distintos rubros el mercado nacional, precisamente a la hora de empezar la cosecha. (En Ocoa el quintal de cebolla ya se desplomó a 300 pesos, con lo que los productores no cubren, pierden, además del alto riesgo de que el condimento se le pudra en poco tiempo).

Se quiere vender la idea de que se trata de permisos viejos y la versión de “una cuota obligatoria por el tratado de Libre Comercio”, pero el fondo es de irresponsabilidad y de complicidad (¿). Insistimos, si el Presidente no se sacude y corta de cuajo el relajo, le van, desde adentro, a quebrar lo que queda del aparato productivo y a “asquerosear” la imagen a su gobierno. Ojala no se haga tarde (¿).

por Luis Encarnación Pimentel

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