OPINIÓN: Huele a dictadura

martes, noviembre 3

El tiempo es una variable vital en el análisis histórico. Es un elemento diferenciador en la reedición de hechos con circunstancias similares. De ahí que sea lógico que la instauración de un gobierno represivo en estos días no será igual a dictaduras del pasado. Los grados de absolutismo y totalitarismo serían diferentes. Pero no quiere decir que no estén y así lo confirman acontecimientos de estos días. Por un lado está la reiterada decisión del Gobierno de impedir que los ciudadanos ejerzan el derecho a manifestarse, garantizado en la Constitución. Cada miércoles, ante la formación de las denominadas cadenas humanas contra la corrupción e impunidad, que demandan el cierre de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe), el gobierno dispone la represión policial, con lo que violenta también un fallo del Tribunal Superior Administrativo que reiteró el derecho de los ciudadanos a expresarse libremente. Este último elemento revela un carácter represivo debido a que un componente de las dictaduras es la imposición de los gobiernos violentando legislaciones y ordenamientos jurídicos. La decisión de no reconocer derechos fundamentales, como libertad de tránsito, de reunión y libre expresión del pensamiento, se repitió este fin de semana cuando a un encuentro de los organizadores de las protestas frente a la Oisoe se presentaron a indagar un coronel y un mayor de la Policía. Cuando el gobierno ha querido defender estas actuaciones argumenta defensa de autoridad y seguridad nacional. Pero hablan de esto los incumbentes de una administración donde dos pilotos franceses condenados por narcotráfico se fugaron del país y no hay ni un arresto. La explicación para esto es simple: en República Dominicana sobra autoritarismo y falta autoridad. La autoridad supera preceptos legales e incluye elementos legítimos como la justificación ética de la ley, del poder y de la misma autoridad. El autoritarismo implica exceso, abuso y no admisión de críticas. Aquí dirigentes políticos se imponen de manera ilegítima, en base al dinero público y la manipulación mediática, y una vez en el poder, lejos de garantizar y proteger los derechos ciudadanos, usan la fuerza pública para impedirlos. Este pueblo todavía tiene abiertas las heridas provocadas por dictaduras recientes como las de Trujillo. Ningún gobierno debería empeñarse en reeditar actitudes represivas de ese y otros regímenes. Ante estas situaciones la sociedad dominicana debe permanecer alerta. Presta a defender las conquistas ciudadanas que a fuerza de sangre se consiguieron. Hoy se impiden estas protestas ¿Mañana que se impediría? Hay que estar a la altura de las circunstancias y las de hoy demandan recordar que ningún pueblo ser libre merece si es esclavo, indolente y servil. Que ante los caudillos que quieran empañar glorias del pasado heroico, nuestros hechos y campos de gloria repitan Libertad! Libertad! Libertad! Por MILLIZEN URIBE muribe44[@]gmail.com

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