Escritores que sonarán en la Filbo 2015

sábado, marzo 28

A la Feria Internacional del Libro de Bogotá asistirán este año autores que combinan su oficio literario con la música. Tres de ellos, de República Dominicana, Francia y Portugal, tendrán el gusto de poner de pie al público con sus interpretaciones musicales. Rita Indiana Tiene 38 años pero parece apenas acercarse a los 30. Su cabello corto pintado y su aspecto andrógino le dan una presencia contestataria particular, una manera de moverse en el mundo y de expresarse desde las letras y desde la música a partir de la rebeldía. Sus primeros pasos en la escritura los dio con Rumiantes (1998) y Ciencia succión (2002), dos títulos que daban cuenta de sus ganas de romper esquemas. En La estrategia de Chochueca (2003) y Papi (2005) ya enseñaba una prosa rica en coloquialismos marginales y populares de República Dominicana. Hacia 2011, Rita Indiana se adentró en la música, exploró los ritmos populares dominicanos y reinventó el merengue con su agrupación Los Misterios. Su merengue-dance la llevó a presentarse en escenarios mundiales como el Summerstage de Nueva York, aunque sin olvidar la literatura. De hecho, Rita Indiana volvió a la escritura con Nombres y animales (2014). Su música ha sido calificada en República Dominicana como “merengue de calle” o “mambo violento”, una reinterpretación de los ritmos de su país natal. El diario El País de España la calificó como una de las personalidades más influyentes de América Latina en la actualidad. Afonso Cruz Cuando se presenta como escritor, este portugués luce casi todo el tiempo la cabeza rapada y una abundante barba. Si lleva puesto un sombrero y un abrigo, y se asemeja a un clásico personaje de los años 50 de alguna calle de Nueva Orleans, es porque está interpretando su papel de músico. Además de escritor, ilustrador y director de películas animadas, Afonso es miembro de la banda The Soaked Lamb (El Cordero Empapado), una agrupación con una fuerte influencia del blues y el jazz. Algunos de sus temas son adaptaciones de temas clásicos del bossa nova o de otros géneros que llevan consigo la melancolía del blues y de los años 50, a la que se transporta inclusive en su manera de vestir. Afonso Cruz es uno de sus seis integrantes e interpreta la guitarra, el arpa de blues y el banjo y canta en portugués e inglés. Su trayectoria como escritor de novela empezó en 2008 con La carne de Dios, a la que siguió Aventuras de Conrado Fortes y Lola Benites. Con La muñeca de Kokoschka (Quetzal, 2010) recibió en 2012 el Premio de la Unión Europea a la Literatura, y con su publicación más popular, Jesucristo bebía cerveza, ganó el Premio del Libro Portugués del Año de Time Out Lisboa en 2012. Una de las publicaciones dedicadas a la literatura en habla portuguesa, Jornal de Letras de Lisboa, se refiere a él como “un verdadero escritor, tan original como profundo, cuyos libros maravillan al lector, obligándolo a apartarse de las certezas corrientes y a abrirse a nuevas realidades”. Léonor de Récondo Cuando Léonor de Récondo apenas superaba el metro de estatura, a sus escasos cinco años, ya tenía un violín en las manos. Desde entonces ha sido una mujer consagrada a la música. En 2010 comenzó su carrera como escritora, con su primera novela, La Grâce du cyprès blanc. Luego vino Rèves oubliés (2012), sobre el exilio vasco de 1939. Su más reciente obra, Pietra Viva (2014), tuvo un éxito inusitado en Francia. La obra es una historia ficcionada e íntima sobre la vida de Miguel Ángel, referente fundamental del arte italiano. Después de asistir al Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra (Boston, Estados Unidos) y al Conservatorio de Bruselas (Bélgica), De Récondo se dedicó de lleno a la música de cámara y desarrolló un interés particular por los maestros del Barroco. Como violinista ha tocado con algunos de los conjuntos barrocos franceses más prestigiosos, como Les Talens Lyriques, Le Concert d’Astrée y Les Musiciens du Louvre. Con el mismo rigor que caracteriza a los músicos clásicos, Léonor de Récondo se ha adentrado en la legibilidad y precisión de cada una de las palabras que usa. Y aún amando y viviendo de la música, siempre ha preferido escribir en absoluto silencio. “Necesito escuchar mi música interior. La forma musical de la prosa es muy importante, el ritmo, la armonía. Yo trabajo mi frase hasta que ya no se tropieza con ninguna otra palabra”. Sobre su relación con las dos artes, tiene clara la respuesta: “La música se hace en grupo. La escritura en soledad”. Por: Elizabeth Jiménez

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