Estamos en el inicio de un año que apunta será muy político porque habrá una tremenda lucha entre los aspirantes a colocarse como precandidatos, continuar la marcha los definidos y luego el activismo de los que quedaran como candidatos.
Vivimos en la Republica Dominicana y todos sabemos las inversiones de dinero, gestiones y tiempo que se hacen para ser regidor, presidente de junta de distrito municipal, alcalde, diputado, senador, vicepresidente y presidente del país.
También se sabe que los aspirantes a esas posiciones se hacen crear estrategias y acciones de campaña dentro de un aceptable rigor científico, pero que por lo regular, por el mismo calor de la lucha, saltan de ese lindero y caen en insultos, irrespetos y diatribas que generan desagradables enemistades personales.
La experiencia presenta casos lamentables hasta de atentados contra la vida y propiedades.
La cuestión es que después de iniciarse la marcha hacia la conquista del puesto anhelado se recurren a métodos muy feos para derrotar al rival, sin importar que sea del mismo partido cuando de alcanzar la candidatura se trata.
De aquí que levantamos la voz para sugerirle a los aspirantes a puestos electivos que ennoblezcan el ejercicio político desarrollándolo con respeto, integridad e institucionalidad.
Sugerirle que mantengan la cordura y que sus ofertas se circunscriban a sanos y específicos proyectos y expresiones sanas, constructivas y orientadoras.
El asunto es que ningún aspirante provoque o se deje provocar para que no asome el indeseable e improductivo ambiente del insulto, el irrespeto y la violencia arrastrando consigo las peores consecuencias.
Fuente:proceso.com
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