La República Dominicana tuvo uno de los procesos independentistas más largos y complejos de toda América. Tras su primera autonomía en 1921, sufrió un retroceso para volver a depender de España, e independizarse de nuevo en 1865.El territorio colonial de lo que hoy se conoce como República Dominicana comprendía aproximadamente los dos tercios orientales de la isla de La Española, siendo Haití, independizada de Francia en 1804, quien poseía la soberanía en la parte occidental. Como en el resto de las colonias americanas, el desencadenante del proceso independentista cabe buscarlo en la invasión napoleónica de la Península Ibérica. Tras un breve dominio francés de la colonia, y gracias al apoyo británico, se restauró la soberanía de la España resistente a Napoleón, aunque fue una soberanía meramente nominal.
Una vez restaurada la monarquía en Fernando VII, la situación no cambió sustancialmente. La oligarquía criolla local –casi toda blanca– comenzó a plantearse la independencia como mejor opción política y económica para salir del estancamiento. Por otra parte, este sector temía los aires anexionistas que hacia Haití manifestaban los esclavos negros y los mulatos de clase humilde. Era urgente para los dominicanos blancos y acomodados adelantarse a proclamar la independencia y el 1 de diciembre de 1821, en consonancia con el resto del continente, el rico hombre, escritor y político liberal José Núñez de Cáceres, tras detener al gobernador español, proclamó la independencia, a lo que España no pudo oponer ninguna resistencia.
Ocupado militarmente por su vecino, el santo domingo español regresó por sorpresa bajo la tutela de la madre patria en 1861. Juan Carlos Losada examina las razones que empujaron a los antiguos colonizados a renunciar a su soberanía, en una iniciativa que condujo a una guerra absurda y a la segunda independencia en 1865.
f/elmundo.es
La emancipación de la República Dominicana, 1821-1865
jueves, noviembre 25
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