De tradición católica conservadora, el archipiélago filipino forma parte de los cuatro últimos países en el mundo en prohibir el aborto sin ninguna excepción : que la vida de la madre esté en peligro o que el embarazo sea el resultado de una violación. Balance : “Más de 500.000 abortos clandestinos se producen cada año, en condiciones horribles que entrañan la muerte de 1.000 mujeres al año”, explica “Le Temps”. El periódico suizo ha visitado la maternidad de Fabela, situada al norte de Manila, la capital, que acoge entre dos y tres casos diarios de mujeres que sufren complicaciones vinculadas a actos insalubres. “Algunas utilizan un medicamento abortivo potente, el Misoprostol, que provoca hemorragias abundantes, otras, instrumentos para extraer el feto que entrañan infecciones graves”, explica el doctor Emmanuel Ganal, responsable del servicio.
Desde hace 15 años, el número de fallecimientos maternales en Filipinas ha aumentado todavía más : alrededor de 162 por cada 100.000 nacimientos. Según el informe de la investigación de la onG norteamericana, The Center for Reproductive Rights, citado por “Le Temps”, los abortos clandestinos “afectan a todas las capas de la sociedad y su insalubridad constituye un riesgo general”. La onG subraya “las carencias básicas del sistema sanitario filipino”, especialmente la píldora del día de después, y concluye : “La criminalización del aborto coloca al gobierno filipino en una situación de violación de las leyes internacionales”.
Traducción de J.A.
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