Por Rolando Lino Mina
Excusado, taza de baño, retrete, pocete, water, o vatercló. Lo usamos todos y lo usamos a diario, incluso varias veces al día. Antes consumían irremediablemente litros y más litros de agua, pero hoy se ofrecen alternativas más ecológicas. Algunos economizan a tal grado nuestro vital líquido, que a no pocos podrían parecerles asquerosos.
En nuestro país, la mayor parte de los inodoros son de "pedestal", es decir, están fijados al piso. Aunque los hay empotrados en la pared –especialmente en los autobuses para viajes largos- y también de estilo turco sin tasa. Estos últimos, aunque también tienen cierre hidráulico (el agua retenida que impide la salida de olores) tienen también muy mala fama, a pesar de ser los más adecuados para la anatomía humana.
En México ya se ofrecen los llamados "sanitarios ecológicos secos", que separan los líquidos y confinan los sólidos a un depósito donde se secan y degradan. En lugar de agua, este tipo de inodoros utilizan arena o ceniza.
El portal de la BBC ofreció esta semana varias alternativas para evitar el desperdicio de agua. Un sistema indio, por ejemplo, que no está conectado a la red de cloacas y por tanto los desechos no van a parar a los ríos. Conocido con el nombre de Sulabh, tiene dos pozos construidos con ladrillos y puede ser utilizado por una familia durante cinco años.
Cuando un pozo se llena, se utiliza el otro y durante ese período la materia fecal se convierte gradualmente en abono que puede utilizarse después como fertilizante. Creado por Bindeshwar Pathak, utiliza solamente entre 1 litro y 1,5 litros de agua cada vez que se usa, en vez de los 10 litros que consume un inodoro tradicional.
Si bien el sistema comenzó utilizándose en India, hoy en día ya se ha empezado a implementar en otros países como Argentina, Bolivia, Brasil y República Dominicana.
Otra innovación en el terreno de los sanitarios proviene de la estadounidense Virginia Gardiner. La creación original de esta joven diseñadora industrial ofrece un aparato de tecnología simple y de bajo costo, donde los desechos caen primero en una bolsa de material biodegradable.
Al accionar una palanca, los desechos pasan a un segundo compartimiento ubicado en la parte inferior que se sella completamente, evitando el paso de gases y olores. Este "paquete" se retira del dispositivo y se lo lleva a un digestor anaeróbico que lo transforma en gas para cocinar.
"Usas el inodoro, vacías el compartimiento, llevas su contenido a un biodigestor que produce gas y ese gas lo usas para cocinar la cena. Comes, luego vas al baño y estás listo para empezar otra vez", explica Gardiner, enfatizando que "la clave de la sustentabilidad no está en los objetos sino en los sistemas".
Otro producto innovador que ya ha ingresado en el circuito comercial es el sistema creado por la empresa australiana Caroma, que incorpora el lavamanos al retrete. De esta manera, el agua que se utiliza para el lavabo va a parar directamente al depósito de la taza.
Este mecanismo, afirma la empresa, permite ahorrar un 74% de agua y además, dicen, resulta ideal para ahorrar espacio ya que no hace falta colocar otro lavabo en el baño.
El baño es para muchos un espacio de relajación, un lugar donde uno tiene la oportunidad -además de satisfacer sus necesidades fisiológicas básicas- de parar un minuto y detenerse a pensar o leer. Todo parece indicar que en el futuro, seguiremos realizando nuestro ritual utilizando cada vez una menor cantidad de nuestra valiosa agua.
Y tú... ¿qué clase de inodoro usas?
martes, septiembre 15
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