La corrupción se esta enseñoreando en la República Dominicana.
No transcurre una sola semana en que no se denuncie un nuevo acto de corrupción en alguna Secretaria de Estado, Dirección General o cualquier organismo descentralizado del Estado dominicano.
La impunidad con que han concluido los casos denunciados a dado fuerza a quienes entienden que los fondos públicos no tienen otro destino que no sean sus apetitos y ansias personales de riquezas.
Ya lo denunció en vida Miguel Cocco; entre los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana existe una suerte de competencia para tratar de establecer quien se enriquece más en menos tiempo.
Las nuevas fortunas se pueden ver rodando en las calles o volando por los aires o en suntuosas propiedades convertidas en lujosas residencias urbanas y campestres.
El despilfarro de los bienes públicos es harto evidente.
Ya inclusive organismos como la Junta Central Electoral han ingresado al club de los corruptos en el país, donde departamentos enteros han sido investigados por el ministerio público con resultados concluyentes en que existen actos de malversación tipificados en el Codigo Penal y con penas establecidas pero nadie dice ni hace nada. Allí hasta los mismos jueces están denunciando sus propias irregularidades.
Por si fuera poco, a pesar de las denuncias y los sometimientos todavía no ha sido nadie llamado ante los tribunales para que, por lo menos, de una explicación ante la acusación por la que fuere sometido a la acción de la justicia.
Dos casos ilustran como muestras; Radhames Segura y Hector Rodríguez Pimentel han sido sometidos por ante el Departamento de Prevención de la Corrupción el cual no ha reaccionado siquiera anunciando que investigará las querellas.
Lo propio sucede con la Cámara de Cuentas del país en cuyo poder reposan masá de doscientas auditorias a instituciones públicas que revelan irregularidades a granel pero todavía nadie ha sido señalado por el organismo de forma precisa y concisa ante los tribunales dominicanos.
Al parecer, la impunidad ha convertido la Nación Dominicana en un paraiso para la corrupción. Quien le pondrá el cascabel al gato...
Este editorial salio publicado en el periodico lanaciondominicana.com
Dominicana: ¿Un paraíso corrupto?...
miércoles, julio 8
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