Enviado por: Sergio Reyes II
Se veía venir desde mucho tiempo atrás, en un insufrible vía crucis que, cual espada de Dámocles, amenazaba en forma latente la tranquilidad, no solo de sus propietarios y dolientes inmediatos, sino también del inmenso ejército de clientes, autores, editores, expositores, asistentes impenitentes a tertulias y paliques literarios, o simples curiosos, ávidos por indagar y conocer sobre las más recientes noticias literarias, provenientes de la lejana, pero siempre presente Patria Dominicana.
Emulando a Mario Emilio y apelando, quizás, a más sofisticados brincos en la lucha por la vida, a tono con lo que se estila en la ‘Babel de Hierro’, el bonachón de César y demás miembros del clan de los González lograron mantener la nave precariamente a flote, a sabiendas de que esta hacía aguas por varias partes a la vez y que tarde o temprano sobrevendría lo irremediable.
Y en efecto, en una acción que recuerda a los censores de la ‘Santa’ Inquisición, quemando biblias luteranas, o más cercanamente aún, a los esbirros de Pinochet, en 1973, en Chile , alimentando una hoguera gigante con miles de libros representativos de las más diversas y preclaras corrientes del pensamiento liberal, a través de la historia de la humanidad, de igual manera, repito, apelando al odioso recurso del incumplimiento de obligaciones pecuniarias en materia de renta y en base a una acción legal instrumentada el pasado día 2 de junio, el verdugo (perdón, el Marshal ! ) procedió a tomar posesión del inmueble y a cerrar, obviamente, el establecimiento.
En un convulsionado mundo como el que caracteriza a la gran manzana, en donde, al constante bombardeo del consumismo y los elevados costos de la renta y demás servicios básicos se suman ahora los desastrosos efectos de la recesión económica por la que atraviesa la Nación, con su secuela de desempleo, despidos masivos y subsecuente aumento de la pobreza, entidades como la Librería Calíope simbolizan un faro de luz de la cultura y el conocimiento, no solo para el vecindario de Inwood, en el alto Manhattan, en donde está enraizada, sino para toda la colectividad dominicana y la amplia gama de hispanos en general que escogieron a Nueva York como la meca para concretizar la búsqueda de sus ilusiones y en los salones y tramos atestados de obras, revistas y artículos escritos en nuestra lengua percibían el calor humano, el abrazo fraterno y la solidaridad de la librería y sus afanosos propietarios.
Hoy que las campanas tocan a réquiem por Calíope, profundamente adolorido –al igual que otros tantos colegas de la diáspora dominicana en Nueva York- por la impotencia que me embarga ante esta draconiana medida de cierre, al parecer, irreversible, quiero hacer llegar mi voz de aliento solidario al amigo y hermano César González y demás miembros de su familia afectados por este contundente golpe a la empresa en la que durante mucho tiempo han cimentado sus esfuerzos y expectativas.
A ése que, casi sin conocerme, acogió mis primeras obras y, para mi orgullo y vanidad de principiante, las aireó en las vitrinas y tramerías de Calíope, para que los usuarios habituales hurgaran en sus páginas, profundizasen en mis escritos y me acogiesen como uno más de la Pléyades de escritores dominicanos que mantienen latente nuestras raíces en ultramar.
Al eficiente colaborador que dispuso todos sus esfuerzos para el montaje de la puesta en circulación de mis obras en los salones de la librería y estimuló la participación de este servidor en tertulias literarias, jornadas culturales e innumerable cantidad de eventos de interés, junto a la crema y nata de la intelectualidad dominicana en Nueva York.
Al desinteresado empresario que, en varias ocasiones y dentro de sus limitadas condiciones –quizás sin poder hacerlo- llego a extenderme abonos por la venta futura de mis libros, como una forma de ayudarme a paliar impostergables carencia$$.
Al cibaeño de pura cepa, que me ha honrado con su afecto y amistad y siempre ha tenido una palabra de aliento para este humilde escritor dajabonero interesado en promover en la urbe los elementos más positivos y relevantes de la región fronteriza dominicana.
Al digno representante de los dominicanos serios y honestos residentes en los Estados Unidos que, con su esfuerzo y tesón han demostrado que se puede salir adelante, con la frente en alto y las manos limpias.
Abrogándome la representación de Claudio Tavárez, Chio Villalona, el finado Francisco Chapman (qepd) y otros tantos que durante mucho tiempo le vimos batallar para poner en su más alta expresión la cultura dominicana e hispana en general, en la ciudad de los rascacielos, hoy exhorto a César González a que se mantenga de pie, en busca de nuevas opciones para mantener abierto su establecimiento.
Como el ave fénix, Calíope ha de resurgir de sus cenizas, más temprano que tarde, aun cuando ello conlleve asimilar la traumática experiencia de una nueva mudanza.
Junto a todos los que nos duele el percance por el que atraviesa el legendario centro cultural, yo he de estar ahí, en primera fila, para ver llegar ese día y contribuir con mi granito de arena en lo que fuese necesario.
Animo César!; y, como en los viejos tiempos, “ni un paso atrás, ni para coger impulso”!!
06/15/2009. NYC. sergioreyII@hotmail.com
REQUIEM PARA CALIOPE?
jueves, junio 18
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