Aunque el mercado va más rápido que las necesidades del consumidor, el éxito de los "gadgets" más sofisticados, como el iPhone o la Blackberry, confirma que el usuario sucumbe al prestigio social y la satisfacción personal en que se traduce estar a la última. Son los llamados "neófilos".
Algunas personas pasan mucho tiempo pensando en el pasado, especialmente si creen que su vida anterior fue mejor. Se apegan a la música y a los amigos de aquella época. Otros viven en el presente. Y un tercer grupo vive en el futuro, admirando las cosas nuevas y pensando que sus vidas mejorarán".
Los "neófilos" pertenecerían a este último grupo, según explica a Efe en una entrevista Philip Kotler, elegido Líder en Pensamiento de Mercadotecnia por la AMA (American Marketing Association) en 1975 y considerado una eminencia en la materia.
"Hay gente que está satisfecha con su móvil, pero sigue pendiente de nuevos lanzamientos, se pregunta si se está perdiéndose una mejor calidad en la cámara, una conexión más rápida o un nuevo juego desde su teléfono", asegura.
Eso las empresas lo saben, y por ello dosifican su "capacidad de superación" electrónica pensando en este público cuya obsesión es seguir -y adquirir- cada pequeño avance.
Entre el vídeo y el DVD, por ejemplo, pasaron 20 años, mientras que entre el DVD y el Blu-ray hubo sólo diez de diferencia. En el primer caso, además, se produjo una introducción paulatina: primero el reproductor, luego el grabador y, finalmente lo que, en los tiempos remotos de las cintas de casete, se llamaba la doble pletina.
El capitalismo retoma el aquí y el ahora, el renovarse o morir o el usar y tirar con fines mucho más lucrativos. Televisiones de plasma, ordenadores portátiles o videocámaras. La alta definición y la calidad son términos de una elasticidad infinita y nunca encuentran tope.
A través de la tecnología, especialmente en lo que se refiere al público masculino, ha configurado un nuevo modelo de galán, el "tecnosexual", que comienza a tratar a su iPod y a su Blackberry como verdaderos atributos viriles que se exhiben con orgullo, que asocian con el poder y el estatus social.
"Pero también hay que tener en cuenta que un móvil dice algo sobre ti. La persona que usa una Blackberry está pendiente del email y el negocio", explica Kotler. Es la opción para quienes busquen un buen partido. En cambio, "quien usa un iPhone -que ha vendido 11 millones de ejemplares en tres meses- es creativo y amante de la música y la fotografía", una suerte de tecno-bohemio.
Obsesión por los gadgets
sábado, enero 3
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