¿Ceder más? ¿Hablar menos? ¿Saber escuchar sin juzgar? ¿Tolerar?

martes, septiembre 1

Qué difícil es no discutir con una persona intransigente que se pasa de lista, callar ante reclamaciones ilógicas, acceder a los cambios de planes con tal de evitar una pelea… Podría parecer un acto heroico. Sinceramente, ceder – permitir que la relación fluya, no juzgar, respetar los caprichos o los detalles irrelevantes – parecería la descripción perfecta de una persona sumisa, sin personalidad que se deja manipular o pisotear. ¿Verdad? Sin embargo esto es una idea equivocada. Ser mejor persona, aprender a ceder, a entender y a compartir, solo hace a un ser más generoso, sensible y maduro. También permite crecer, tener mejor apertura y multiplicar las posibilidades. Finalmente, el individuo que cede es sin duda el que gana más. Las relaciones familiares son bellas, necesarias y algo complicadas, sobre todo si los integrantes quieren tener una relación cercana y convivir mucho tiempo juntos. Beto es feliz cada vez que llegan a visitar sus primos de fuera del país. La dinámica de la familia cambia, los planes se transforman, las actividades son mas intensas que de costumbre, siempre hay algo que hacer, un lugar donde ir, un pendiente que terminar. Todo es armonía y diversión hasta que llega el punto donde Beto siente que nadie le hace caso, que sus intereses o sus opiniones no son escuchadas porque los primos son visita y ellos escogen donde quieren ir y que quieren hacer. Uno de esos días Beto no tenía ganas de hacer ninguno de los planes que se habían elegido por lo que se molestó y le comentó a su mamá que no entendía por que sólo se hacia lo que los primos querían. Ella le contesto que tenia que tener mucha paciencia porque ellos estaban de visita y a las invitados siempre se les atiende con gusto. Beto, molesto con la respuesta de su madre, agregó, “Cuando yo voy a verlos a su casa, ellos hacen lo que les gusta también. No es que me pidan mi opinión o me pregunten que quiero hacer. ¿Por qué tengo yo que ceder y dejar que ellos hagan lo que les gusta, sin tomarme en cuenta?” Su mamá le contesto con mucha ternura y una gran sonrisa, “Porque es bueno ser siempre la mejor persona, uno se siente bien y estoy segura que lo sabes.” Quizá es fácil ceder cuando se trata de planes y de diversión, pero ¿que pasa cuando hay que ceder ante una persona que ofende, o se impone? ¿Y qué tal cuando hay que ceder callando simplemente porque la conversación y está en un tono elevado u tóxico? Seguro que ha habido más de una ocasión en que la mejor alternativa habría sido o será ser la mejor persona, ¿no? La Receta: “Ser Mejor” Ingredientes: 1 taza de perspectiva; reconocer y aceptar lo verdaderamente importante 2 cucharadas de generosidad, amabilidad y atenciones; dar lo mejor de uno para los demás 1 manojo de voluntad; deseo de agradar y servir 1 pieza de determinación; evitar la comodidad y las tentaciones para no ceder 2 cucharadas de flexibilidad; apertura a nuevas ideas 1 rodaja gruesa de cariño, bondad, alegría, ternura y mucho más Recomendación del chef: Trata con todo lo que esté en tus posibilidades que las personas se alegren de verte cada vez que llegues a cualquier lugar. Modo de preparación: El carácter se desarrolla con los detalles pequeños e insignificantes, no con las acciones grandes o heroicas. Los verdaderos actos de valor son aquellos que se realizan en silencio, cuando nadie observa, cuando uno cede y deja que el otro sea feliz porque se le escucha, se le toma en cuenta o se le deja hacer lo que él pide. Un pequeño acto que no exige nada a cambio es una gran acción que fortalece el alma del que lo realiza. Ser flexible y aprender a ceder, multiplica las posibilidades para crecer. Cada quien enfrenta gente que los puede provocar, molestar o, se les impone. Conquistar la tentación de ser incitado y aprender a solucionar estos choques para poder trascender y encontrar armonía, libera a la persona y le enseña nuevos puntos de vista y obtiene la posibilidad de valorar lo verdaderamente importante. Uno tiene que actuar en forma correcta y ser mejor porque es bueno para si mismo, no por lo que piensen o digan los demás. Crecer, tener una visión más amplia, ceder con gusto y ser bondadoso, define el carácter, mejora el autoestima y crea una mejor conciencia y sensibilidad. En resumen, se vive mejor. El verdadero respeto no viene del trato que recibes, sino del trato que tú les das a los demás. Por Becky Krinsky

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