OPINIÓN: Cultura política del dame lo mío

viernes, agosto 21

Esta semana se puso a circular un texto que recoge los resultados de la última encuesta sobre cultura política de la democracia, Barómetro de las Américas 2014. Este estudio contiene datos históricos del país, en comparación con el resto del continente, en diversos temas políticos, sociales, económicos y culturales de mucha relevancia. Uno, especialmente importante para la vida política e institucional, es el de las actitudes democráticas y el comportamiento político de los dominicanos. Dentro de este, un aspecto abordado es el del clientelismo y las transferencias gubernamentales. A pesar de que es ampliamente conocido el alto nivel de clientelismo en nuestro sistema político, llama poderosamente la atención el hecho de que la República Dominicana aparece en primer lugar, entre todos los países de la región, como el país con mayor prevalencia de clientelismo. Ante la pregunta de si conocen a alguien a quien un partido o candidato les hubiera ofrecido un favor o regalo a cambio de su voto en las elecciones más recientes o si le han hecho este tipo de oferta al propio encuestado, el 37.1% indicó que sí a por lo menos una de las dos preguntas. El segundo lugar lo ocupó Belice con un 31.9%. Un país que destaca por su clientelismo como México se ubicó en un tercer lugar con un 25.9%. Una frágil democracia como la dominicana encuentra serios obstáculos para su madurez, cuando la relación Estado-ciudadano o político-elector, se da sobre la base de un intercambio propio de periodos pre-democráticos, caracterizado por el dame lo mío (dádivas, regalos, etc.) que yo te doy lo tuyo (lealtad y voto). Si tomamos en cuenta otros datos del Barómetro de las Américas, como la profunda erosión en la confianza en los partidos políticos y en otras instituciones del régimen político, concluimos que hay resistencia a abandonar las prácticas clientelares porque la misma conviene a determinados grupos. Efectivamente, tal y como indica el propio estudio, el clientelismo ayuda a “la estabilidad del sistema de partidos y a mantener a las élites políticas tradicionales en el poder” (2015:206). El dame lo mío se contrapone al respeta mis derechos. Es decir, el clientelismo está fundamentado en la incapacidad del Estado de garantizar de manera efectiva el ejercicio de los derechos ciudadanos a todos los dominicanos y dominicanas en igualdad de condiciones. Se entiende que el asistencialismo y el clientelismo son más rentables políticamente. Esta práctica impide la constitución de ciudadanía. Revertir esto, se constituye en uno de los principales desafíos de la democracia dominicana. Por Javier Cabreja Columnista javiercabreja@yahoo.com

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