Al dominicano le gusta echarse a muerto y se acompleja por todo. Es hora de comenzar a valorarnos y comenzar a mostrar la cara más digna que podamos.
Es una cuestión de actitud personal. El que se pasa el día quejándose de que está "jodío", que las cosas están mal, crea en su mente una nube de desencanto que le acompañará durante toda la jornada.
En cambio, el que pone buena cara, el que trata de sonreír y prepararse una limonada con el limón que le dio la vida, a ese las oportunidades le sonríen y probablemente termina el día tomando de una cerveza que no ha pagado porque le cae bien a la gente.
Yo podría entender que si al tomar una actitud negativa ante la vida las cosas se fueran a resolver, estaría justificada esa actitud. Pero, al contrario, hasta le salen arrugas de tener el ceño fruncido. Nadie compra naranjas agrias para comer. Ponga buena cara y el día le sonreirá.
Lo mismo pasa con la actitud del dominicano ante los exámenes, ante la solicitud de empleo o ante cualquier reto que le pongan en frente la vida. Si no se enfrentan con actitud positiva, lo más probable es que se fracase. Y no vale la pena echarle la culpa a la falta de un "enllave", al profesor, o a quien quiera. Uno se gana la buena suerte con una actitud positiva en la vida.
En conclusión: no es negocio poner mala cara, ni vivir quejándose. La vida le sonreirá si usted le sonríe primero y si al hacerlo pone su confianza en Dios, en la fuerza propia y en la bondad de la gente.
Se acordarán de mí.
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AM
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Complejo de inferioridad
jueves, noviembre 26
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